“Vivimos en una sociedad exquisitamente dependiente de las ciencias y la tecnología, en la cual prácticamente nadie sabe nada acerca de la ciencia o la tecnología.”
Carl Sagan
Para nadie es un secreto
que la sociedad en la que actualmente vivimos esta cambiando a pasos no solo
agigantados sino acelerados, vivimos una evolución en cuanto a las herramientas
tecnológicas totalmente diacrónica de la evolución de nuestros modelos de
pensamiento; hasta hace menos 100 años la revolución industrial generaba los
nuevos cambios de paradigmas que influían en la sociedad; desde la segunda
mitad del siglo XX una segunda revolución industrial viene estableciendo las
condiciones bajo las cuales la sociedad debe desempeñarse, poco a poco el
conocimiento se ha ido masificando a tal punto que actualmente no existe una
persona o grupo que tenga el dominio absoluto, sino que existen actualmente
sociedades o comunidades que, a manera de piezas de rompecabezas, poseen nichos
de saberes que se integran formando las concepciones que vivimos hoy en día.
En efecto, es tal el volumen de estas comunidades que desarrollan nuevos saberes que poco a poco también acumulan poder, recordemos viejos adagios que nos decían que el conocimiento es poder, pero el poder del siglo XXI está repartido de forma invisible en grupos invisibles que navegan por un infinito mar cuya profundidad es incalculable; ya el mismo concepto de globalización está en permanente cambio permitiéndonos ver que el intercambio social es muy dinámico basado en la transacción de información a todos los niveles y ámbitos, no hablamos solo de aspectos laborales, el ámbito académico, interpersonal e incluso familiar se han visto afectados por las nuevas reglas de comunicación social; éstos cambios son tan rápidos que la sociedad no los ha asimilado y no están fijas las reglas de trato, ésto conlleva el riesgo del surgimiento de un analfabetismo funcional de segunda generación, es por ello que Ayuste, Begoña y Valdivieso (2012) consideran que es necesaria esa alfabetización que requieren las nuevas competencias comunicativas.
Y es que las TIC, específicamente internet ha logrado masificar ese conocimiento del que hemos hablado pero ese mismo fenómeno trae otras consecuencias; al no estar regulado o auditado, todos los participantes de la comunidad son dueños del saber y por ende pueden atribuirse también el dominio de la verdad, algo peligroso que lamentablemente vemos hoy en día cuando es posible que grupos radicales puedan presentar propuestas al mundo desde la cómoda ventana del computador. Más allá de este tipo de situaciones, otro elemento a considerar en este masivo intercambio de ideas e información sin fronteras es la interculturalidad, hacemos referencia al hecho de que las fronteras físicas ya no son impedimento para las nuevas comunidades que usan toda clase de redes sociales y herramientas donde la última barrera para la comunicación que es el idioma, ha caído permitiendo la existencia de esa ciudadanía global a que hace mención Ayuste y colaboradoras (2012).
La existencia de estas comunidades ha dado un nuevo valor al conocimiento, éste nace, se desarrolla y transforma no solo rápidamente, sino que genera nuevos conceptos y formas de entender los fenómenos sociales que obligan a redimensionar el concepto de saber y tener, la dinámica actual precisa que los ejes de poder que orbitan en éstos grupos no solo posean la mayor cantidad de conocimientos y la transmitan, sino que la posean antes y la divulguen antes. Dentro de todo este vertiginoso desarrollo social, los estándares educativos tradicionales parecen haber sido desbordados, ya que las exigencias actuales requieren un nuevo conocimiento que no sea impartido sino creado por estas comunidades en atención al entorno y las necesidades que viven precisando de la interdisciplinariedad y la creatividad, esto nos lleva a repensar el fenómeno educativo a la luz de la necesidad de innovar constantemente.
En efecto, es tal el volumen de estas comunidades que desarrollan nuevos saberes que poco a poco también acumulan poder, recordemos viejos adagios que nos decían que el conocimiento es poder, pero el poder del siglo XXI está repartido de forma invisible en grupos invisibles que navegan por un infinito mar cuya profundidad es incalculable; ya el mismo concepto de globalización está en permanente cambio permitiéndonos ver que el intercambio social es muy dinámico basado en la transacción de información a todos los niveles y ámbitos, no hablamos solo de aspectos laborales, el ámbito académico, interpersonal e incluso familiar se han visto afectados por las nuevas reglas de comunicación social; éstos cambios son tan rápidos que la sociedad no los ha asimilado y no están fijas las reglas de trato, ésto conlleva el riesgo del surgimiento de un analfabetismo funcional de segunda generación, es por ello que Ayuste, Begoña y Valdivieso (2012) consideran que es necesaria esa alfabetización que requieren las nuevas competencias comunicativas.
Y es que las TIC, específicamente internet ha logrado masificar ese conocimiento del que hemos hablado pero ese mismo fenómeno trae otras consecuencias; al no estar regulado o auditado, todos los participantes de la comunidad son dueños del saber y por ende pueden atribuirse también el dominio de la verdad, algo peligroso que lamentablemente vemos hoy en día cuando es posible que grupos radicales puedan presentar propuestas al mundo desde la cómoda ventana del computador. Más allá de este tipo de situaciones, otro elemento a considerar en este masivo intercambio de ideas e información sin fronteras es la interculturalidad, hacemos referencia al hecho de que las fronteras físicas ya no son impedimento para las nuevas comunidades que usan toda clase de redes sociales y herramientas donde la última barrera para la comunicación que es el idioma, ha caído permitiendo la existencia de esa ciudadanía global a que hace mención Ayuste y colaboradoras (2012).
La existencia de estas comunidades ha dado un nuevo valor al conocimiento, éste nace, se desarrolla y transforma no solo rápidamente, sino que genera nuevos conceptos y formas de entender los fenómenos sociales que obligan a redimensionar el concepto de saber y tener, la dinámica actual precisa que los ejes de poder que orbitan en éstos grupos no solo posean la mayor cantidad de conocimientos y la transmitan, sino que la posean antes y la divulguen antes. Dentro de todo este vertiginoso desarrollo social, los estándares educativos tradicionales parecen haber sido desbordados, ya que las exigencias actuales requieren un nuevo conocimiento que no sea impartido sino creado por estas comunidades en atención al entorno y las necesidades que viven precisando de la interdisciplinariedad y la creatividad, esto nos lleva a repensar el fenómeno educativo a la luz de la necesidad de innovar constantemente.
Reflexión sobre el artículo de Ayuste, Ana; Gros, Begoña y Valdivieso, Sofía.
“Sociedad del conocimiento. Perspectiva Pedagógica”. En: García Aretio, Lorenzo
(editor) (2012).
efectivamente, la educación ha cambiado y ahora debemos estar atentos a enseñar aprender a aprender y aprender haciendo
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